En Diciembre de 2013, hice un viaje a Perú y Bolivia.

El inicio del viaje fue difícil. Tuvimos que hacer transbordo en Dallas para llegar a Lima desde Londres, Dallas es una ciudad ubicada en Estados Unidos. El tiempo esperando entre los dos vuelos fue muy corto, alrededor de una hora y media. En cuanto llegamos al aeropuerto de Dallas, tuvimos que correr para alcanzar el siguiente vuelo hacia Lima, la capital de Perú. Sin embargo, no nos dimos cuenta que el siguiente vuelo ya estaba cancelado debido al mal tiempo. “¿No miraste afu
era de la ventana?” Me preguntarías tú. La respuesta es que no, no miré afuera, y no noté que la ciudad estaba cubierta de nieve. Llegué a un lugar donde acababa de terminar el clima extremo. Deberían estar funcionando siete pistas en el aeropuerto de Dallas pero solo una de aquellas siete pistas estaba abierta. Todos los vuelos estaban cancelados por culpa del clima. Por eso, tuvimos que cambiar nuestro vuelo al siguiente vuelo disponible. Lamentablemente el próximo vuelo disponible salía el siguiente día por la noche. ¡Qué molesto todo esto! No solo perdí un día de visitar la ciudad Lima sino que además perdí el autobús que se suponía que saliera desde Lima a Arequipa.

Tuvimos que quedarnos en Dallas por una noche. No es una queja, pero el servicio en Estados Unidos no me parece bien. Debido al clima, no hubo ningún servicio del transporte público. Hubo algunos taxis pero eran súper caros esa noche. Yo no quería pasar la noche en el aeropuerto así que reservé una habitación en un hotel muy cerca del aeropuerto de Dallas. (La única buena cosa que podía pensar de Dallas es que el internet en el aeropuerto era gratis.)

Como el viaje a Sudamérica fue en Diciembre, no llevamos suficiente ropa de invierno porque en el otro lado del ecuador, en Diciembre es verano. En cuanto salimos del aeropuerto de Dallas, nos dimos cuenta que hacía demasiado frío. Tomamos un taxi y pagamos la tarifa superior por una distancia muy corta. ¿Qué hubiéramos podido hacer en ese momento aparte de pagar la tarifa superior? Lo peor es que el taxi nos llevó al hotel equivocado. Tuvimos que caminar tres kilómetros por las calles blancas cubiertas por la nieve. Durante el camino, lo único que quería hacer era tomar una ducha o baño caliente. Me pareció que mi idea estaba muy lejos de mi alcance. En el hotel, por fin el correcto, nos contaron que había habido un accidente, que el sistema de agua caliente estaba dañado… ¿En serio? ¡No lo podía creer!

No teníamos otra opción que quedarnos en ese hotel sin agua caliente. Al siguiente día por la noche, nos subimos al vuelo hacia Lima. Debido a nuestro itinerario ocupado, no teníamos nada de tiempo para visitar Lima. En lugar de tomar el autobús que habíamos reservado, tuvimos que tomar otro vuelo hacia Arequipa directamente.

Arequipa es la segunda ciudad más grande de Perú. Tiene otro nombre con un bonito significado: “La ciudad blanca”, porque todos los edificios son blancos y se construyeron durante el periodo colonial. La altitud de Arequipa es de más de dos mil metros. El clima te hace sentir muy cómodo y relajado. Después de que llegué, me duché y pasamos medio día explorando la ciudad. En el mismo día, reservamos una excursión al pueblo de Chivay y no regresamos a Arequipa.

La excusión de Chivay pasaría las montañas de los Andes para observar hermosas vistas del valle de los volcanes, con una altitud de más de cuatro mil metros, también el Cañón del Colca para visitar la Cruz del Cóndor. Éramos más o menos diez personas en la excusión. No me acuerdo muy bien ahora, creo que eran una pareja de España, dos personas locales de Perú, una persona de estados unidos y nosotros, dos personas del Reino Unidos, más la guía de nuestro grupo. Lo pasamos divertidos juntos durante los dos días. Aunque estábamos en el mismo grupo, ya había reservado una habitación en el pueblo de Yanque, a tres kilómetros de la ciudad de Chivay, donde el resto del grupo se quedó.

El pueblo de Yanque es muy pequeño, solo cientos de personas viven en este pueblo y si quieres visitar, necesitarás solamente como media hora para caminar por todas las esquinas del pueblo. Nuestro grupo nos dejó en Yanque y regresaría a recogernos en la mañana siguiente. Después de registrarnos en la casa de huéspedes, fuimos a ver un puente Inca famoso, la guía nos contó que el camino al puente sería increíble, que no nos lo perdiéramos. Como lo había dicho, las vistas de ambos lados de la montaña eran increíbles, no había nada más a ambos lados de la montaña que las vistas de las verdes terrazas agrícolas, eran asombrosas. Aunque estaba lloviendo mucho, de igual forma, no podíamos parar de tomar fotos de esa bonita vista hasta que llegamos al puente Inca. El puente fue construido a través del cañón. Si miras desde el puente, abajo se ve profundo y se pueden ver muchos huecos en el lado del cañón. Luego escuchamos a nuestra guía que dijo que aquellos huecos eran usados para guardar la comida durante el periodo Inca. Los huecos funcionaban como nuestra nevera en casa.

Después de que visitamos el puente, yo estaba empapada por la lluvia fría. Habíamos oído que habría aguas termales muy cerca del centro del pueblo, hubiéramos querido bañarnos en las aguas termales, pero, desafortunadamente, no pudimos encontrar ese lugar y se estaba haciendo de noche, se terminaba el día. Tuvimos que regresar a nuestra casa de huéspedes antes del anochecer porque no había la luz en las calles, además de que estaba lloviendo, así que estaba más oscuro de lo normal.

El dueño de la casa de huéspedes era muy amable, él no podía hablar mucho en inglés y yo también hablaba muy poco de español así que nos comunicábamos en “spanglish”. Más o menos podíamos decirnos lo necesario el uno al otro, como lo que queríamos hacer o tener. Lo pasamos bastante bien.

Por la mañana nos recogió nuestro grupo y continuamos nuestro viaje hacia el Cañón de Colca. Ese lugar está a una altitud de más de cuatro mil metros. Cuando estaba de pie por el borde del cañón, estaba rodeada de nubes y podía sentirme como si estuviera en el cielo, a pesar de que nunca lo he sentido… ¡Qué emocionada estaba yo! Que genial había sido poder estar en la mitad de las nubes. “Sería una experiencia muy especial si estuvieras allí, ¿verdad?” Al final de la excursión, dijimos adiós a nuestro grupo y continuamos el viaje hacia Puno. Nos siguió otra persona, un amigo de Estados Unidos que había conocido por medio del grupo. Él viajaba solo y tenía un itinerario similar al nuestro, así que empezamos a viajar juntos. Pero no hacíamos la misma actividad durante el día, solo quedábamos para ir a cenar juntos. El hablaba mejor español que yo.

Llegamos a Puno en la noche, el dueño de la casa donde nos quedamos, nos contó que la zona de su casa era debería ser muy segura, sin importar qué hora era. Qué lástima que ambos nos sentimos muy cansados esa noche y nos acostamos muy temprano. Por cierto, hasta este punto, nos habíamos alojado en cuatro hoteles diferentes y tres de cada cuatro hoteles tenían problemas con el sistema de agua caliente, así que cuatro de cada cinco noches no me duché.

Puno está al lado del Lago Titicaca, es el lago navegable más alto del mundo. Nos unimos a una excursión de barco para visitar las islas flotantes hechas por el hombre en el centro del lago. Cada isla fue construída con plantas marchitas. Se puede flotar a cualquiera parte del lago. Cada isla pertenece a una familia, ellos viven allí sin electricidad y tienen que tener mucho cuidado al utilizar el fuego. Aunque está encima del agua, el fuego puede incendiar la isla entera. Tenía una duda cuando ví a la familia y la isla. Es que no podía imaginar cómo vivían ellos así en la isla. Puno es una ciudad y tiene todos lo que la gente necesita. ¿Para qué ellos seguirían viviendo en la isla? Obviamente ellos podrían vivir en la ciudad de Puno y tener una vida más cómoda y conveniente. La isla se mueve, todos los días se puede flotar a diferente lugar. ¿Qué estarían pensando ellos? Durante nuestra visita, nos mostraron sus casas y lo qué se vende a los turistas.

Después de que vimos esa isla, fuimos a otra isla formada naturalmente para almorzar y estar tranquilos en la tarde. Debido a la altitud de casi cuatro mil metros, en la mañana hacía muchísimo frío pero en la tarde la temperatura se ponía más agradable. Ascendimos trescientos metros más arriba por la montaña de la isla natural. La vista del lago era muy bonita, especialmente cuando el sol salía, con el reflejo del sol en el lago se hacía la vista más inolvidable.

Disfrutamos bastante de Puno, tomamos un autobús de turistas hacia Cusco, la parada final en Perú. El camino desde Puno se dirigía hacia Cusco, duraba alrededor de diez a doce horas aproximadamente. A pesar del largo día de viaje, no se nos hacía aburrido con ese autobús de turistas, porque había cuatro paradas de visita en el camino para ver varios sitios de herencia arqueológica, también pasábamos los paisajes naturales de ambos lados del camino.

Muchos turistas vienen y se quedan en la ciudad de Cusco por el famoso sitio de Machu Picchu, incluyendonos a nosotros dos. Machu Picchu era la única razón por la que vinimos aquí a Cusco. En la mañana tomamos el tren y salimos de la estación de Poroy hacia el pueblo de Agua Caliente. El viaje del tren nos tomó tres horas, el paisaje de ambos lados era maravilloso.

Machu Picchu está ubicada a una altitud de más de dos mil quinientos metros. El sitio está en la lista de la Unesco desde 1983, es un sitio que vale la pena ver. No voy a contarte más detalles acerca de este sitio, puedes encontrar los detalles más completos por medio de la página de Wiki. Aquí en este post de mi viaje solamente quiero compartir con todos ustedes información más práctica. El tren desde Poroy hacia el pueblo de Agua Caliente tendría solo una parada – Ollantaytambo, es un pueblo bastante interesante también. ¡Qué lástima! No sabía que Ollantaytambo estaba a la mitad del camino a Agua Caliente. Si lo hubiera sabido, no lo habríamos hecho como hicimos. Nos habríamos quedado en Ollantaytambo por una noche, porque el tren de vuelta paró solo en la estación de Ollantaytambo. Por lo tanto, cuando regresamos a Cusco tuvimos que tomar un taxi, la tarifa no era cara. Era un taxi compartido, todos nosotros, seis pasajeros pagamos diez dólares cada uno. Si voy a visitar Machu Picchu de nuevo, visitaré Machu Picchu el primer día y me quedaré en Ollantaytambo por una noche. Visitaré Ollantaytambo al siguiente día.

En Machu Picchu, no necesitarás tener un guía o seguir un grupo de Turistas, porque cuando estás con un guía vas a escuchar al guía todo el tiempo, así que te quedará muy poco tiempo para visitar el sitio. Nos tomó cinco horas visitar todos los rincones del sitio, lo disfrutamos mucho. Por cierto, dentro de Machu Picchu había un sitio, se llama “el puente Inca”. Tienes que caminar treinta minutos para llegar a ese lugar, pero quizá vayas a estar decepcionado. El puente fue hecho con no más que dos tablas cruzado el camino que se ha derrumbado. Yo pienso que no vale la pena pasar tanto tiempo para ver aquellas tablas.

Nuestro itinerario inicial era marcharnos una noche antes, pero no lo hicimos, porque estábamos siempre corriendo, desde el primer día de nuestro viaje. Decidimos tomar un día libre solo para descansar en el centro de Cusco y tomar el autobús esa misma noche para irnos a La Paz, la capital de Bolivia. En el centro de Cusco, había todos lo que queríamos. Descansamos en las cafeterías, comimos la comida típica de Perú, y al final, tuvimos un masaje antes de subirnos a nuestro autobús.

La terminal de autobuses foráneos parecía muy caótica, sin embargo, logramos encontrar la plataforma correcta.  Había tres pasajeros japoneses, les di un saludo y me di cuenta que ellos no hablaban español ni inglés. ¡Qué valientes! De algún modo ellos lograban todo el viaje en Sudamérica.

La duración entre Cusco y La Paz sería de alrededor de trece a quince horas con algunas paradas. Tan pronto como paramos en la frontera entre Perú y Bolivia, nos llamaron a un edificio a un lado del camino. Yo suponía que ellos eran oficiales de inmigración de Bolivia,  pero me equivoqué, eran oficiales de Perú. Dentro de ese edificio solo se podía ver que había una sala. Todos los extranjeros de mi autobús éramos en total siete. Cada uno de nosotros fue llamado a entrar la sala. La verdad, en ese momento no me sentía cómoda porque los oficiales llevaban ametralladoras a sus espaldas. Me hacían sentir intimidada. En cuanto vi a los japoneses saliendo de la sala sin ninguna expresión en sus caras, me preocupaba más. Por fin fue mi turno, me llamaron a entrar. En la sala pequeña, habían solamente una mesa y cinco policías militares con sus ametralladoras a sus espaldas. Uno de ellos me preguntó si podía hablar español o inglés, le contesté que sí, un poco de español. Ellos me solicitaron que pusiera todas mis posesiones, incluyendo todo el efectivo lo que tenía, encima de la mesa. Después, todos ellos, cinco personas, me preguntaron al mismo tiempo con diferentes preguntas como si estuviera en una interrogación. De todos modos, todo salió bien. Nosotros cruzamos la frontera para entrar a Bolivia. Dijimos adiós a Perú.

(A continuar… )

El viaje a Sudamérica – Parte Dos – Bolivia

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